En la escultura los habitantes de Mesopotamia emplearon basalto, arenisca, diorita y alabastro. También trabajaron algunos metales como el bronce, el cobre, el oro y la plata, así como piedras preciosas en las piezas más delicadas y en las labores de incrustación. En sus sellos cilíndricos usaron piedras de todas las clases, como lapislázuli, jaspe, cornalina, alabastro, hematites, serpentina y esteatita.
No obstante, algunas de estas piedras escaseaban en la zona, por lo que tuvieron que importarlas. Otra importante forma de expresión fueron los sellos cilíndricos, delicadamente grabados en piedra. La mayor perfección en esta técnica la habrían alcanzado los acadios.
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